Uncategorized

Te esperaré

Te esperaré a los pies de la hoguera,
con el cabello enredado en el mar.
Enterraré mis pies en la orilla,
donde la arena se funde con la sal.
En mis manos claveles, margaritas
blancos como la espuma que viene y va.
Quemaré mis deseos esta noche,
noche mágica y blanca de San Juan.
Lo haré para que todos tus anhelos,
sean a partir de hoy una realidad.
Acunaremos juntos esta luna
que se refleja en tu verde mar
y anclada en tus pupilas esta noche
brilla dentro de ti en la oscuridad.
Te esperaré a los pies de la hoguera,
con los ojos encendidos de estrellas
y el corazón impregnado de sal.

a mi Juan
Eva García Madueño

1017439_10201568813646433_1768773986_n

Uncategorized

Cada mañana

Cada mañana, antes de desayunar, salía al jardín de casa a recoger la cosecha.
Nunca sabía lo que iba a encontrar, si limones, patatas o zanahorias porque en realidad nunca pensó que eso era importante. Lo importante para él no era lo que sembraba sino el amor con el que lo hacía.
Aquella mañana, se sorprendió al ver que en su jardín no había nada.
¿Olvidó poner las semillas el día anterior?
Desconcertado entró en casa y preguntó a su mujer. Ella, se acercó sonriendo. «Esta mañana me he adelantado» -dijo, mostrándole el puñado de margaritas que sostenía en sus manos.
A veces, olvidaba que el amor y las margaritas eran todo lo que ella necesitaba para vivir.

11412460_10207379166381620_7021622178133457260_n

Uncategorized

La lluvia

La lluvia

Y es verdad, que aunque tu lluvia
ya no me moja,
el frío que dejó en mi pecho se coló
a través de éste paraguas de indiferencia
con el que nos cubríamos
-para protegernos de otras lluvias.

Y es verdad que aunque la lluvia ya cesó,
la frialdad permanece instalada en mi piel,
bajo mi piel,
entre mis huesos,
y a veces cala hasta la médula
y duele.

Y es verdad
que aunque la lluvia
-tu lluvia- ya no me moja,
a veces -afortunadamente pocas-
sigue lloviendo en mi interior.

10891966_10207388869304187_6540664098430800442_n